Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Había visto la película de Conan y luego de leer una escena como ésta me había vuelto más loco. Escuchemos al bárbaro: Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Había visto la película de Conan y luego de leer una escena como ésta me había vuelto más loco. Escuchemos al bárbaro: Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Cuando éramos chicos nos encantaba hacer hogueras para contar historias de fantasmas al amor de la lumbre, bajo las estrellas, así que mi tío Elco nos proveía de leña, olotes y petróleo y en una loma disfrutábamos la magia de la noche. Continuar leyendo
El gran poeta, Gustavo Adolfo Bécquer, grande entre los grandes, posando en traje de domingo en algún paseo de alquiler para fingirse un autor de éxito
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Gustavo Adolfo Bécquer llegó a la oficina de Bienes Nacionales con una terrible resaca. La noche anterior había bebido un poco más de la cuenta y sus febriles pensamientos lo habían llevado a recorrer las calles de Madrid persiguiendo quimeras, rayos de luna y fantásticas visiones. Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Mi abuela Blanca siempre dijo:
—Las mujeres de mi casa deben ser “baquetonas[1]”. Nada de señoritas lánguidas que se desmayan ante un simple ratón.
Siguiendo tan sabios consejos nos dedicamos a atormentar a mi hermanita Karla. Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
En México (no sé en otros países) la literatura está dominada por arrogantes grupos de izquierda. Creo que el destino de la literatura está en una bandera de pirata y en un emprendimiento personal: los bloggers llegamos para quedarnos. Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
A pesar de todos los esfuerzos de los profesores, asociaciones religiosas y periódicos patrioteros erigidos en paladines de la gazmoñería, nunca pudieron acabar con el Halloween en Chihuahua, si bien le restaron algo de glamour a “esa costumbre extranjera” y han conseguido implantar una tradición igualmente ajena al norte de México —los altares de muertos— por lo menos en las oficinas gubernamentales y en las escuelas. Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Mi primo Alejandro entró a la oficina muy temprano para sacar unos pendientes que le había encargado tío José. Abrió el paquete de pastelitos que traía, se comió uno y le dio un gran trago a su refresco. Continuar leyendo