Por: Maribel R. y Elko Omar Vázquez Erosa
¡Mi tío abuelo mata por sus fincas! Tanto… que ni duerme; mientras cierra un ojo el otro vigila y al mínimo ruido se levanta rifle en mano, y no es que se asome a la ventana, no: sale a pecho descubierto y con calzones cortos, así sea pleno invierno, y mientras va mascando los restos del tabaco pegados a sus muelas del día anterior se adentra en la finca con ojos de diablo, solamente fijándose por si a algún puñetero vecino malicioso (como dice él) le diese por mover el poste delimitador. ¡Y pobre de aquél que se apropie de un solo centímetro! Seguir leyendo