(Especial de Noche de Brujas)
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
I
Cuentan las malas lenguas, y de esas hay muchas, que allá por el siglo XVIII vivía en la verde Erín un granjero cicatero, borracho y pendenciero de nombre Jack quien, debido a su gusto por la botella, era más asiduo a la taberna que a las labores propias del campo y a raíz de tales aficiones Jack generalmente se encontraba sin blanca.
—¡Oye, Bob! ¡Anota en mi cuenta otra botella de whisky! ¡Del escocés, y no de ese infame aguardiente de patatas que me llevas sirviendo toda la noche! —gruñó el buen Jack. Seguir leyendo