Por: Elko Omar Vázquez Erosa
—¡Bravo, Salomón! ¡Eso fue espectacular! —dijo el demonio del anillo con esa voz pastosa que recordaba el sonido de un borracho vomitando—. Si lo deseas puedo transformarme en una linda doncella y lamer tu desnudez. Seguir leyendo