Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Tu rostro me parece hecho de luz
y el efímero roce de tus manos
—fugitiva cadencia entre las mías—
me recuerda las manos que Leonardo Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Tu rostro me parece hecho de luz
y el efímero roce de tus manos
—fugitiva cadencia entre las mías—
me recuerda las manos que Leonardo Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
¿Qué más puedo decirte?
Que yo te daría mi vida entera,
que en mis viajes por el mar los paisajes,
los reinos lontananza Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Conozco la agonía de pensarte
emergiendo de las nieblas eternas,
hecha como las sílfides
de sol y helada bruma. Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Niña, sin ti los días se me vuelven
como cristales rotos en las manos,
afilados fragmentos de los sueños,
ráfagas de viento y de lluvia helada. Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Se veía muy bonita; pero esa chingadera jamás sirvió más que para dos cosas: para nada y para pura chingada.
Siento que Raúl Almanza (El Chumba) me estafó.
Me la vendió en 25 mil pesos de aquel entonces y le metí otros 25 mil pesos; yo no quería batallar, así que pregunté a los taxistas.
—¿Pues quién es el más chingón de los mecánicos eléctricos?
Y me recomendaron a un güero, panzón, quesque muy lanza, que parecía un chicharronero alemán. Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Dicen las malas lenguas, y de esas hay muchas, que Sócrates, un plebeyo insufrible y gritón al que le gustaban los jovencitos y despreciaba a su mujer por fea y gruñona (si bien la pobre Xantipa llevaba adelante, de alguna manera, la modesta casa del interfecto), se dice pues, que una vez afirmó, categórico: Continuar leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Al descender de la Casa de la Cerda, matrilinealmente, sospecho que estoy emparentado con Donathien Alphonse François, marqués de Sade y, por lo tanto, con la Divina Laura.
A la anterior conjetura puedo sumar el extremo parecido que tenía “El Divino” con mi persona, cuando yo era joven y no usaba barbas (si bien no me tocó la época de las pelucas, los lunares y el talco en el rostro). Continuar leyendo