Por: Elko Omar Vázquez Erosa
A Lalo Domínguez le había dado por ponernos apodos y sacarnos la garra, y como tenía un indudable talento para burlarse de los demás estábamos mosqueados con él. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
A Lalo Domínguez le había dado por ponernos apodos y sacarnos la garra, y como tenía un indudable talento para burlarse de los demás estábamos mosqueados con él. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Nada más fácil que ser rubio o pelirrojo y tener ojos azules; eso no tiene ningún chiste, pero poseer cabellos oscuros y ojos azules o grises ya es otra cosa: automáticamente uno se convierte en una especie de dios pagano al que se sacrifican todas las miradas, los suspiros y los más ardientes pensamientos capaces incluso de sonrojar a Mesalina. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Con algunas descripciones de su fauna nociva
Ser periodista es tomar la librea del criado y pasearse ufano por la plaza. Es zaherir a don Quijote en el nombre de Sancho Panza y optar por una religión, por una moral de esclavos en lugar de realizar un ideal. Ser periodista es convertirse en un obrero a destajo de las letras. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
En los viejos tiempos las mujeres eran muy recatadas y apenas mostraban un poco los tobillos, las manos y el rostro, no como en estos días en que las muchachas, trepadas en unos tacones vertiginosos, lucen unas minifaldas cardíacas y unos escotes que dejan sin aliento a los sufridos varones. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Lo confieso (si lo sabe Dios que lo sepa el mundo), ha llegado la hora de salir del closet; lo intenté todo: gritar en un agujero como el barbero del rey Midas, pero el secreto me abrumaba —valiente conspirador sería—: lo cierto es que algunas veces he visto telenovelas. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Al concluir mi servicio social todavía se me ocurrió una idea luminosa que retrasara mi desagradable, pero inevitable ingreso al mundo laboral: escribir otro libro de poemas, por lo que me tomé unas largas vacaciones en el rancho El Refugio, donde nació el florilegio del mismo nombre. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Cada vez que voy al refrigerador me pregunto si terminaré atrapado en un mundo fantástico lleno de monstruos, soldados, caníbales con cabeza de champiñón, selvas de frutas, verduras gigantes y otros paisajes imposibles que podrían ir a peor si tomamos en cuenta que en algún rincón de la nevera que desafía las leyes del tiempo y el espacio merced a ciertos principios de la física cuántica que sería enfadoso explicar aquí yacen seis latas de cerveza que no encuentro desde hace dos años. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Como todos los domingos mamá nos llevó a Ricardo y a mí a la Ciudad Infantil, equipados con una enorme bolsa llena de sándwiches y de una jarra de limonada. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
A mi prima Laura le dio por el misticismo y a cambio de no sé qué favor celestial prometió peregrinar hasta la capilla de Santo Niño, ubicada a varios kilómetros del rancho El Refugio, para encender una vela al pie de la milagrosa imagen. Laura me pidió que la acompañara. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Luis Manuel despertó con una resaca terrible, pero consiguió arrastrarse hasta la regadera. Poco después comenzó a beber una cerveza que quedaba en el refrigerador y en seguida tomó el teléfono y le marcó a su compadre: Seguir leyendo