Por: Elko Omar Vázquez Erosa
A los compadres don Lupe y don Remigio se les había ocurrido irse a Monterrey: recientemente divorciados, tenían buenas referencias acerca de las putas regiomontanas, así que decidieron partir: Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
A los compadres don Lupe y don Remigio se les había ocurrido irse a Monterrey: recientemente divorciados, tenían buenas referencias acerca de las putas regiomontanas, así que decidieron partir: Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
“Qué tiempos tan frustrantes fueron aquellos años: tener el deseo y la necesidad de vivir; pero no la habilidad”.
Charles Bukowski, La senda del perdedor
Su rostro era tosco y, aunque de piel clara y con lindas pecas, ella tenía facciones de una bárbara totonaca (perdonen el pleonasmo) y a pesar de ello, o quizá por ello, me gustaba. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Entre mis múltiples fracasos y aciertos se me presenta —invariablemente— mi tendencia al politeísmo: mi desprecio natural a un poder único que ya de niño sentía cuando, por aquél entonces, tímidamente mi tío Dizán nos mostraba unos cómics basados en la Biblia. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Luego de las aventuras referidas en el relato “La tierra es hueca” el rey Juan Carlos I de España, Allan Quatermain, Chuck Norris y Ratón Malo nos dirigíamos a Hispania, ansiosos por alcanzar la cena de Noche Buena. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Raúl Almanza, alías el Chumba; César Alonso González Caballero, mi compa de la infancia (quien ha crecido demasiado y ya se vuelve muy problemático hacérsela de pedo) y Ratón Malo nos encontrábamos bebiendo cerveza en mi casa (aprovechando que mamá andaba de vacaciones y que había mandado a Alfred, mi mayordomo, a un encargo en una dimensión alternativa) mientras mirábamos videos musicales en You Tube. Seguir leyendo
Por: Jesús Chávez Marín y Elko Omar Vázquez Erosa
I
Tía Esperanza me llamó histérica. Yo era un estudiante pobre y arrimado en aquella vieja casona destartalada. Tía Esperanza estaba aterrorizada porque la tapa de la taza del baño se agitaba y ella cayó desmayada. Una rana con un ojo saltó del váter, y me dijo: Seguir leyendo
Por: Maribel R. y Elko Omar Vázquez Erosa
I
El caballero Brandán, convertido en castellano, se encontraba con su paje, el ratoncillo Ramón, bebiendo los buenos vinos de la tierra y comiendo opíparamente en uno de los salones del castillo. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
¿Cuánto más mis pasos por la tierra?
La ciudad había sido calcinada por soles sin misericordia: el camino, muy desagradable ya que me había tocado por compañero un campesino que se quitaba los zapatos, se los ponía, se movía, buscaba su maleta, se agitaba, en fin… Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Enumerando mis fracasos diré en mi descargo que la noche era demasiado basta y los días, hechos de espinas y cenizas me decían “muñeco”, “muñeco” roto preguntando por qué. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Lo siento, siempre sí me quedaba una pluma entre los tiliches; de otra forma me hubiera dado pereza y jamás se me ocurriría encender la “compu” para escribir tan relucientes palabras y ellas, huérfanas de mí, tendrían que haberse hecho adoptar por un genio futuro. Seguir leyendo