Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Morrigan, dueña del beso fatal,
en tus ojos el color del olvido,
caricia de seda, lecho de musgo. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Morrigan, dueña del beso fatal,
en tus ojos el color del olvido,
caricia de seda, lecho de musgo. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Yo te aguardaba, temblando de frío,
bajo la lluvia helada y el relámpago.
Reina de los fantasmas
—eliges a los tuyos—. Seguir leyendo
Elko Omar Vázquez Erosa
Amarte ha sido siempre desastroso
y en mis necias, malditas borracheras
yo te buscaba, Morrigan sombría. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Y recogiendo sus propias entrañas
Cuchullain se dirigió hacia el lago
buscando apagar por última vez
la ardiente sed que sigue a los combates, Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Carrigan ha pronunciado su nombre
tras lavar su túnica ensangrentada
en las aguas cristalinas del río. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Tus blancas flores como huesos,
como la niebla traicionera,
como las olas que revientan
y mueren en los arrecifes
transfiguradas en espuma. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Caen los primeros copos de nieve,
el silencio se viste
con ráfagas de viento
y crepitar de llamas. Seguir leyendo
(Especial de Noche de Brujas)
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
I
Cuentan las malas lenguas, y de esas hay muchas, que allá por el siglo XVIII vivía en la verde Erín un granjero cicatero, borracho y pendenciero de nombre Jack quien, debido a su gusto por la botella, era más asiduo a la taberna que a las labores propias del campo y a raíz de tales aficiones Jack generalmente se encontraba sin blanca.
—¡Oye, Bob! ¡Anota en mi cuenta otra botella de whisky! ¡Del escocés, y no de ese infame aguardiente de patatas que me llevas sirviendo toda la noche! —gruñó el buen Jack. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Vestida de tormenta
invocaste la furia
de la sombría Andarte. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
¿Cuántas veces, a la sombra del endrino,
meditando sobre la vida y la muerte,
junto a las piedras desprendidas del pozo,
me sorprendieron los ecos de tu risa? Seguir leyendo