Por: Elko Omar Vázquez Erosa
¿Cuántas veces, a la sombra del endrino,
meditando sobre la vida y la muerte,
junto a las piedras desprendidas del pozo,
me sorprendieron los ecos de tu risa?
¿Y cuántas veces el roce de tu pelo,
caricia alada, tan suave y repentina,
interrumpió mis oscuros pensamientos?
Con deseos implacables, infinitos,
los abismos de tus ojos me atormentan.

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