Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Cuando mi tía, Ileana Erosa, viajera incansable, Marco Polo de la familia, vino desde Puebla a visitarnos mis padres aún tenían video clubes y, entre su clientela se encontraba doña Lolis Domínguez, una señora que intentaba venderles unas casas a precios irrisorios. Seguir leyendo