Por: Elko Omar Vázquez Erosa

Antes me gustaba irme a los paisajes desolados. Una vez subí una pendiente entre la niebla y me puse a beber y a escribir poemas: parecía que en las brumas que se formaban entre los cerros aparecería un barco vikingo fantástico, o algo así.

Hoy, cuando pasan las horas sin saber de ti me siento tan solo.

Quizá me estoy volviendo viejo porque antes, como ya te dije, me encantaba pasarlo con mis amigos, bebiendo cerveza y mirando los cerros, los horizontes lejanos.

Tampoco me hacìan falta los amigos: podía beber cerveza, solo, y mirar los cerros, los horizones lejanos.

Hoy me falta el aire, Ratona, si tú no estás, si las horas se vuelven una triste melodía.

Y si me faltan tus ojos ya no me siento tan chingón como Bukowski, y te busco en los rincones de mi casa, debajo de los tapetes, en las ventanas transidas de lluvia, en mis sueños amargos.

Si supieras, Ratona, cómo se te quiere.