Por: Maribel R. y Elko Omar Vázquez Erosa

I
—Pasa, Miguel, te estábamos esperando. Así que vas a estar unos días en tierra firme —dijo María, la madre de Isabel. Miguel, un hombretón con cara de pícaro abrazó a su hermana hasta sofocarla mientras la alzaba en vilo.
—¡Unos días en tierra firme para un viejo lobo de mar!
—¡Miguel! ¡Bájame inmediatamente!
Miguel soltó a su hermana.
—Te presento a mi amiga Carmen. Ella es de México: es la mamá de Pedro.
—Ah, sí, el amigo de Isabel. Mucho gusto —dijo muy sonriente Miguel mientras le extendía la mano a Carmen. Seguir leyendo