Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Mustafá despertó: la maldita micosis le picaba salvajemente entre los dedos de los pies por lo que tomó un cepillo de alambre de su compañero de celda para rascarse; su compañero de celda era un sirio cristiano que siempre le vaciaba el urinal y, si bien el sirio le servía puntualmente, Mustafá se había levantado de malas, así que le aplicó varias bofetadas: Seguir leyendo