Por: Elko Omar Vázquez Erosa

Queridísimo Santa:

Desde que comencé a publicar mis libros en Kindle Direct Publishing las mujeres no me dejan en paz: hacen campamentos afuera de mi casa y me acosan por correo, por teléfono y a través de las redes sociales.

Siempre tengo que salir de incógnito, disfrazado de mendigo, de cura o de académico disfrazado de poeta (como esos que ganan tantos premios “poéticos”).

A veces tengo que abrirme paso, entre las bellas mujeres furibundas, con un mazo hecho de periódico: por favor has algo al respecto, Santa.

Como estoy consciente de que no me he portado exactamente como la aburridísima madre Teresa de Calcuta ni he escrito frases tan espantosas mientras condicionaba un analgésico a cambio de su conversión a un moribundo de otra creencia, me voy a ver modesto.

Reconozco que no he redactado huevadas al puro estilo de Mario Benedetti, ni he puesto cara de buena gente, así que, insisto, no seré ambicioso y sólo te pediré una casita en Venecia, frente al Adriático (“porfis”).

Ya sabes cómo me gustan los vinos caros, pero en tanto he sido malo únicamente te voy a pedir seis botellitas de Château Lafite Rothschild y el nuevo castillo Grayskull.

De paso mándame 15 puritos Montecristo, la serie de Juego de Tronos, un cuervo albino y alguna cosilla que haya pertenecido a Óscar Wilde y que subasten en Christie´s.

Si se puede envíanos un estadista decente (Lorenzo I´ll Magnífico estaría bien, aunque sea moreno y feo) para variarle un poco a esa interminable fila de payasos que se sientan en la silla presidencial de México y a esos que se hacen llamar diputados y senadores.

Te prometo que, por esta vez, no habré de dispararte perdigones con mi patética escopeta, acompañado de una botella de whisky, desde lo alto del tejado.

Tuyo:

Elko