Por: Elko Omar Vázquez Erosa
(Especial de año nuevo)
Antigua es la tradición que establece que todo gentilhombre que se precie de serlo, luego de velar sus armas rezando toda la noche para renovar sus votos, se bañe por lo menos —por lo menos— una vez al año.
No obstante los reyes se sienten que están por encima de nosotros, los miembros de la aristocracia, y cierta mañana Louis XIV, el Rey Sol, se despertó con la noticia de que madame de Pompadour había dado estrictas órdenes de que Su Majestad tomara un baño, toda vez que su cadavérico aroma ya no se soportaba.
El rey, furioso, cargó contra el pobre criado que sostenía una toalla y una pastilla de jabón, para luego condenarlo a 25 azotes.
Y es que en una ocasión, siendo todavía El Delfín, había tomado un baño que le sentó muy mal, por lo que ordenó que en sus habitaciones se llevara, todas las mañanas, una vasija de porcelana llena de agua de rosas para que la punta de sus reales dedos se humedeciera a fin de refrescar su agraciado rostro y alisarse los cabellos.
Era preciso defenderse de una pulmonía.
Lamentablemente se me han acabado los pretextos y mi hermana me pide que la acompañe a una fiesta de fin de año y como no soy rey me veo obligado a meterme debajo de la regadera. Espero que mis lectores tengan mejor suerte y que no se olviden del calzón rojo para que todos sus deseos se les concedan.
Feliz Navidad, Próspero Año Nuevo y que la chingada.
Abur.
Elko escribe y entonces hasta los gatos del vecindario prenden la pantalla de sus celulares, pues saben que leer [a Elko] es aleccionador y divertido.
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Favor que me hace el magister magisterorum, don Jesús Chávez Marín.
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