Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Revisando la obra de mis autores favoritos me he encontrado con una curiosa teoría de Óscar Wilde. Durante las copiosas cenas que acostumbraba el maestro, éste preguntaba: Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Revisando la obra de mis autores favoritos me he encontrado con una curiosa teoría de Óscar Wilde. Durante las copiosas cenas que acostumbraba el maestro, éste preguntaba: Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Mi tío, el vizconde de M[1]., luego de llevar una vida de calavera, como correspondía a uno de los descendientes de los grandes señores del Ancien régime, decidió heredarme toda su fortuna bajo la única condición de que la malgastara: caso contrario el Ratón Malvado recibiría todas las maldiciones de su estirpe, además de morir en la guillotina. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Cuando contemplo las fotografías de sir Winston Churchill siempre me digo que un día de estos debería lucir así de satisfecho y orondo, todo un bon vivant, y no es que me falte mucho. Lo cierto es que resulta inspirador saber que el tío consumía alrededor de nueve puros diarios y una botella de whisky diariamente, se servía una cena pantagruélica y todavía se dio tiempo para escribir deliciosas páginas históricas, pintar algunos cuadros y de paso salvar lo que quedaba del Imperio Británico. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
En tanto que Voluptuosidad es la palabra se ha vuelto un vicio, sobre todo entre las altas clases sociales, el titular del susodicho blog se ha asesorado para encontrar la imagen que más le conviene, por lo que ha viajado a la ciudad de Nueva York, entrevistándose con los más prestigiosos fotógrafos, quienes le han dado tres opciones, a saber (ignoramos la foto fresona de arriba, que carece de carácter): Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Mientras escuchábamos música de las axabebas Omar Khayyam y yo, cómodamente recostados en unos divanes deliciosos, bebíamos vino para, ocasionalmente, aspirar el humo perfumado del narguilé, que nos servía una de las doncellas que él había traído consigo. El poeta persa y un humilde servidor admirábamos la siguiente escena: Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Todo comenzó cuando llegué muy desvelado al trabajo, para variar.
Había un cheque enorme de esos de plástico que salen en la tele en ceremonias lacrimosas donde el alcalde le entrega un dinerín a una familia pobre y esas cosas, ya sabéis, y todo lo que yo quería era dormir sobre ese chisme, pero Dios no endereza jorobados ni cumple caprichos y se me apareció Juan Diego en calzones: Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Cuando llegó mi cigarro electrónico, un itaste CLK 1280, me pareció que tenía entre mis manos una bellísima pieza de alta tecnología, algo que sólo podía provenir del futuro.
El claromizador contaba con una boquilla transparente que lanzaba reflejos cristalinos y que se adaptaba perfectamente a la batería, en la que convivían tonos cromados y un esmalte aperlado herido por líneas que semejaban circuitos y extrañas figuras geométricas. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Entre las peores estupideces que un enamorado en etapa de cortejo puede realizar se encuentra la de mandar flores. Si al ingenuo lector le ha pasado por la cabeza cometer tamaña barbaridad originaria de la Edad Media, cuando los cruzados trajeron las rosas del Medio Oriente y muy probablemente fueron recibidos con un: “¡Estúpido! ¿Ése es todo el botín que le arrancaste a los paganos? Bien le decía mi madre a mi padre: ¡no cases a tu hija con uno de los condes de la Cerda, que son todos unos imbéciles!”, sería mejor que se pusiera a leer El ruiseñor y la rosa, de Óscar Wilde. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Con algunas descripciones de su fauna nociva
Ser periodista es tomar la librea del criado y pasearse ufano por la plaza. Es zaherir a don Quijote en el nombre de Sancho Panza y optar por una religión, por una moral de esclavos en lugar de realizar un ideal. Ser periodista es convertirse en un obrero a destajo de las letras. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Lo confieso (si lo sabe Dios que lo sepa el mundo), ha llegado la hora de salir del closet; lo intenté todo: gritar en un agujero como el barbero del rey Midas, pero el secreto me abrumaba —valiente conspirador sería—: lo cierto es que algunas veces he visto telenovelas. Seguir leyendo