
Fotografía tomada a través de un frasco plástico lleno de gel contra un galón de agua purificada color azul que pretende, con mucha imaginación, fingir las olas del mar, y es que siempre dije que cualquier pendejo podía ser fotógrafo.
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Entre las grandes ventajas de no trabajar como bestia, o sea, vivir parcialmente de tus rentas y escribir, se encuentra que te puedes pasar los dedos por los testículos luego de varios días sin bañarte y descubrir que en ti hay ciertos aromas marítimos.
Y el mar, pródigo en sueños, te lleva a los rincones más lejanos de la tierra.
Si yo fuera una secretaria ejecutiva, por ejemplo, o me hubiera casado, o estuviera mi mamá en casa (anda de vacaciones) tendría que bañarme todos los días.
Gracias a Dios puedo retozar, como un cerdo feliz en la charca y gruñir de pura satisfacción.
Y me vuelvo a pasar los dedos por los testículos para descubrir, de nuevo, que hay ciertos aromas marítimos en mí.
Elko Vázquez, el famoso cuentista de Voluptuosidad es la palabra, sube un relato donde hay huevos. Al por mayor.
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