Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Poco después de la lluvia
unas nubes entre los cerros
y una dosis de melancolía
en el perfume de la tarde.
Las casas de adobe desnudo,
los sauces, los álamos
y toda la belleza indescriptible
de unos ojos azules
mirando lejos y tejiendo sueños.
Hay veces
en que me devuelves la fe,
en que me ayudas a combatir
esta vejez prematura
que se adueñó de mi alma.
Hay veces en que eres
el capullo tierno de una flor,
o bien una sombra difusa
en las aguas turbias
y desbordantes del río.
Te busco, deambulando
en los valles solitarios,
entre las piedras cubiertas de musgo
y en historias celtas
de mujeres disfrazadas de raíces.
Tú, el último,
esquivo ingrediente del mago,
canto del naufragio
y de ciudades perdidas
en la imaginación.

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