Mi padre, don Carlos Vázquez, unleashed

Por: Elko Omar Vázquez Erosa

Papá siempre tuvo ese rostro hierático, mal humorado; a veces se iluminaba su rostro adusto con una sonrisa y era como ver los rayos del sol penetrando, rayito a rayito, un bosque oscuro; pero jamás pudo vencer la oscuridad que lo atormentaba y si bien se la pasaba sobrio la mayor parte del año, a veces le daba duro a la botella; al principio era encantador; pero luego se iba volviendo un ser terrible, lleno de sombras y fantasmas.

Un día, estando de visita mi primo Elco, Tito para la familia, quien venía del rancho El Refugio, nuestro pequeño castillo ancestral, mi mamá nos dijo:

—Tu padre, hijo mío; tu tío, sobrino mío, agarró la jarrota y está en el restaurante Los Parados, con un delegado de Televisa —mis padres tenían tres video centros, tres video clubes, cuando todavía rifaban los video clubes—, vayan a convencerlo de que regrese a casa porque ya lleva tres días tomando.

Yo a mi padre ni de pedo me le dirigía cuando se ponía en ese modo puesto que tenía la costumbre de humillarme y ridiculizarme; pero a Tito le valía madre y, con las otras llaves del Cutlass, el pretencioso vehículo de mi padre, con asientos de piel y la chingada, pues nos fuimos en taxi a Los Parados.

Mi padre estaba bebiendo con un chilango, hijo de una mexicana y de un ruso: era un tipo enorme, rubio, de ojos azules, fríos y perversos, quien gritaba mucho y bebía como un cosaco; mi padre, quien medía más o menos lo que yo mido, o sea un metro 68, no le iba a la zaga.

—¡Vámonos, tío, ya vámonos! —le dijo Tito; tal es la simpatía de mi primo, un tipo atrabancado, que mi padre no se pudo resistir y nos metió a todos en el Cutlass. La disposición era la siguiente: mi primo en el volante, mi padre en el asiento del copiloto, yo detrás de Tito y el ruso detrás de mi padre.

Al ruso le pareció buena idea comenzar a quitarle el bisoñé a mi padre, quien por aquellos días lo usaba: le quitaba el bisoñé y le sobaba la pelona.

Únicamente al ruso le daba risa la broma; nosotros presentíamos la desgracia:

Finalmente llegamos a nuestro destino, el Hotel Sicomoro, donde el ruso tenía una reservación; el tipo intentó escabullirse pero mi padre también se bajó; y entonces, la apoteosis: yo lo vi en cámara lenta, fue un instante eterno: mi padre pegó un brinco; yo sólo vi sus botitas vaqueras, de tacón cubano, flotar en el aire: de un solo putazo, bien conectado, le rompió todo el hocico al ruso y ambos cayeron.

El espectáculo era radiante y total: mi padre, un ranchero elegante, ya sin peluquín, se afanaba en golpear el rostro del ruso, quien no atinaba a defenderse.

Reaccioné y conseguí arrancárselo de encima; pero alcanzó a ponerme una patada en los huevos.

—¡Llévatelo, Tito, llévatelo! —alcancé a decir antes de que me diera esa horrible debilidad que nos da a los hombres cuando nos pegan una patada en los huevos.

Escuché el chirrido de las llantas del Cutlass y tras una pequeña eternidad, en lo que se me iba el dolor en los huevos, conseguí emerger de la espantosa agonía: el ruso parecía un náufrago, un huérfano abandonado por todos los dioses.

Para esto yo pensaba que el ruso era, en Video Centro, más importante que mi papá; pero yo estaba equivocado; llevado por el error intenté disculpar a mi padre, no fuera que nos quitaran los negocios, así que saqué dos cigarrillos y le ofrecí uno:

—Échese uno, pa’l coraje.

—¿Pa´l coraje? ¡Pa´l pinche susto! Ustedes, los pinches chihuahuitas, están locos, no son personas civilizadas.

Y sí.

El caso es que ya le habían cancelado la reservación ante el escándalo, no fueran a pensar Dios, todos los Santos, la Virgen de Guadalupe y las buenas señoras de Chihuahua, que el Hotel Sicomoro, por aquellos tiempos medio nice, era cosa de borrachos pendencieros.

Y entonces, espero nunca volver a ver una cosa así, el ruso se puso a sollozar como un niño chiquito y lo abracé.

Lo llevé en taxi al Hotel Excelaris, donde sí lo admitieron, a pesar de que tenía toda la jeta rota.

That is all.

Una respuesta a “Mi padre, don Carlos Vázquez, unleashed

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.