Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Espejo de sueños, onda ligera:
ella tenía en los labios olvido,
algo de luna, de vino y de muerte,
y mis fuerzas se iban desvaneciendo
al mirar sus ojos atormentados,
esos ojos que hablaban de naufragios,
de templos vetustos desmoronándose
por la cuña de nudosas raíces.
Enormes y silentes galerías
sostenidas por columnas labradas
donde resonaban tímidos pasos;
el resto era los ecos, de los cuervos
el lúgubre graznido y en la fuente
aquella irresistible sugestión
de los negros abismos que bostezan,
sí, ansiosos… por devorar los cielos.

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