Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Me levanté muy temprano una mañana de junio de 2013. El día pintaba delicioso, una fresca brisa acariciaba mis cabellos y me puse a caminar por las zonas arboladas que se encuentran cerca de mi casa.
Al volver a mi domicilio me encontré con que tenía una carta en el buzón; la tomé, saboreando con anticipación su lectura, por lo que me preparé un café y dos rebanadas de pan tostado que unté con mermelada de fresa.
¿Quién me había escrito? ¿Se trataba de una propuesta de matrimonio por parte de una casa real europea? ¿Algún excéntrico millonario, fanático de mis poemas, estaba ansioso por enviarme un generoso donativo? ¿Las editoriales me rogaban que dejara de publicar mis libros en formato digital y me ofrecían un contrato millonario?
Ninguna de las anteriores: contra toda lógica se trataba de un requerimiento de pago de un despachito de abogados que decía en el membrete:
Ortiz, Troyo y Garcia Abogados (sic)
*Litigio *Derecho Penal *Cobranza *Remates Judiciales
Concepción Bistegui 109 Col. Del Valle Del. Benito Juárez, México D.F. C.P. 03100
Tels: 01800.087.0929, 4196.2035
Bajo el número de expediente (158238) aparecía mi nombre y dirección, seguido por una espantosa leyenda en el horrible estilo abogangsteril, negritas y mayúsculas incluidas:
SU PATRIMONIO SE ENCUENTRA EN RIESGO
El delirante documento decía que adeudaba a “la empresa” (no decía cuál) $38,564.19 y que si no los pagaba antes del 15 de julio de 2013 se haría una diligencia de embargo por la cantidad de $115,692.57 (tres veces la cantidad adeudada).
Los abogangsters continuaban afirmando que ya se había presentado una demanda mercantil y que en el expediente se acreditaban algunos hechos que les llevaban a determinar que existía la posibilidad de un fraude, que los autorizaba a proceder penalmente; pero más adelante, hasta eso bien generosos, ponían:
“Ortiz, Troyo y García Abogados (sic), no desea perjudicarlo, lo único que necesitamos URGENTEMENTE es recuperar el dinero que Usted (sic) recibió. Como muestra de lo anterior Ortiz, Troyo y García Abogados (sic) le DESCUENTA TODOS LOS GASTOS Y TODOS LOS INTERESES, siempre y cuando liquide los $38,564.19 antes del 15 de julio de 2013.”
¡Bendito sea El Señor! ¡Afortunadamente no querían perjudicarme! Por mi rostro comenzaron a derramarse lágrimas de puro agradecimiento. Continué leyendo:
“El pago deberá realizarse en cualquier sucursal BANAMEX a la siguiente cuenta:
NOMBRE DE: MDA MONETIZACIÓN DE ACTIVOS UNO SA DE CV
CUENTA: 70018400764
REFERENCIA: 15823898
CLABE INTERBANCARIA: 002180700184007642
IMPORTE DEL PAGO: $38,564.19
Nota: En caso de dudas de cómo depositar, pregunte al cajero del Banco (sic) o comuníquese a los teléfonos que aparecen en la parte superior de esta carta.”
Firmaba una tal lic. Erika Cubos Mendizábal, que se ostentaba como abogada penalista y dejaba el siguiente correo electrónico: abogado.castro@ortiztroyo-abogados.com
—¡Dios! —pensé— Ha de tratarse de una falla en el continuum espacio-temporal, que sólo se explica por medio de la física cuántica y que me ha conducido directamente a la novela El proceso, de Kafka.
Marqué el teléfono del despachito y pedí hablar con la licenciada Cubos para explicarle que debía tratarse de un error.
—¡Nooo te haaagas, hiiijo de tu piiinche maaadre! —contestó con un fuerte acento del Distrito Federal— Aquí lo pone el expedieeente y si no nos paaagas te va a cargar la (pudorosos puntos suspensivos).
Colgué y pedí un taxi para dirigirme a la CONDUSEF (Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros) donde me dijeron que yo no tenía adeudo ni con la tienda de la esquina.
—¿Y qué hago con este aviso? —pregunté, angustiadísimo.
—Hágalo bolita para emplearlo como papel higiénico o tirarlo a la basura —me contestó la licenciada que me había atendido.
Preferí guardarlo para escribir algo al respecto y ampararme por si me acusaban de difamación. Tarde, pero sin sueño, aquí está el escrito: ten cuidado con los abogangsters, amable lector.