Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Ya me imagino que vinieran los del ISIS (diosa, mil disculpas por esas siglas que quizá te ofenden) y le dijeran a los mexas: Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Ya me imagino que vinieran los del ISIS (diosa, mil disculpas por esas siglas que quizá te ofenden) y le dijeran a los mexas: Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Satanás se encontraba jugando a la baraja con Hetty Green, Jean Paul Getty, John Elwes, Homer y Langley Collyer, entre otros distinguidos avaros, cuando el demonio Mammón irrumpió en la sala del trono: Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Jesús subió varios paquetes de carne al carrito del mandado, que ya rebosaba de latas de cerveza y cajetillas de cigarros, pero al llegar a las cajas se puso a ver las revistas y por más que Julián y Arturo le llamaban para que cooperara con la cuenta era como si a Jesús le hablara la virgen y consiguió hacerse pato.
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Me encanta fastidiar a los burgueses[1]. Me temo que un día de estos me van a matar por ello. Mientras tanto os divierto:
Todo ocurrió en Temósachi, estaba yo muy ebrio y acababa de leer a Mafalda. Merced a una situación que se explica mediante la física cuántica (un día os explico esas fascinantes teorías) me vi de pronto en una habitación sombría de paredes gruesas, de piedra. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
I
Mi amiga Ivonne Legarreta me invitó a su fiesta de cumpleaños, así que me puse unos pantalones de mezclilla deslavados —con artísticos desgarrones en las rodillas— una camiseta estampada con el rostro de Alice Cooper, mi chamarra negra de piel, varios brazaletes de cuero con púas y remaches y una arracada en el lóbulo de la oreja izquierda, además de elaborar un peinado punk con cinco litros de gel y dos frascos de spray para completar mi look de l’enfant terrible. Seguir leyendo
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Me encontraba en Temósachi caminando a orillas del arroyo, deteniéndome en las ruinas de adobe, en los puentes derruidos y en todos los paisajes sugerentes para escribir poemas de gusto trasnochado. Finalmente el cansancio hizo acto de presencia y saqué la parrilla portátil, un paquete de salchichas y una botella de tequila. Junté varias ramas y encendí una hoguera mientras fumaba, contemplando la naturaleza. De pronto un hombre de negras barbas y larga cabellera, que vestía un poncho, salió de entre los árboles: Seguir leyendo