
El gran poeta, Gustavo Adolfo Bécquer, grande entre los grandes, posando en traje de domingo en algún paseo de alquiler para fingirse un autor de éxito
Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Gustavo Adolfo Bécquer llegó a la oficina de Bienes Nacionales con una terrible resaca. La noche anterior había bebido un poco más de la cuenta y sus febriles pensamientos lo habían llevado a recorrer las calles de Madrid persiguiendo quimeras, rayos de luna y fantásticas visiones. Seguir leyendo