Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Cuando contemplo las fotografías de sir Winston Churchill siempre me digo que un día de estos debería lucir así de satisfecho y orondo, todo un bon vivant, y no es que me falte mucho. Lo cierto es que resulta inspirador saber que el tío consumía alrededor de nueve puros diarios y una botella de whisky diariamente, se servía una cena pantagruélica y todavía se dio tiempo para escribir deliciosas páginas históricas, pintar algunos cuadros y de paso salvar lo que quedaba del Imperio Británico. Seguir leyendo