La furia del vikingo

Por: Elko Omar Vázquez Erosa

Cuando estaba en el Municipio de Chihuahua tuve una breve temporada (algo así como el 99.9 por ciento de todo ese tiempo) en el que me volví muy afecto a las bebidas espirituosas; siempre pensé que perdía mi tiempo escribiendo burradas; no obstante intenté no bostezar y hacer algo al respecto y escribía boletín tras boletín: la gente amaba mis boletines. Llegó el momento en que tenía un machote en el que vaciaba todos esos maravillosos boletines.
Nos daban un volkswagen color blanco que funcionaba a gas porque un miserable presidente municipal priista los había convertido a ese combustible; era una pela echarlo a andar cuando había frío.
Total que, aunque casi siempre estaba rodeado de amigos, no siempre me aguantaban el ritmo, así que algunas veces terminaba bebiendo solo en ese bar horrible que se encuentra a un lado de la sede del PAN, en la avenida Ocampo.
Estaba yo bebiendo y fumando (los bares todavía eran decentes y se podía fumar) cuando cae un tío enorme sobre la mesa que estaba a mi lado; el tío se levanta y agarra una silla y la emprende contra el guardia; entra un montón de gordos y se enfrentan contra ese vikingo, salido quizá de una saga noruega: la refriega se pone dura (le paso una botella vacía y el vikingo la emprende contra los gordos): todo se vuelve una sinfonía maravillosa de sangre y violencia… enciendo un cigarrillo.
Finalmente consiguen sacar al vikingo y cierran la puerta: el vikingo comienza a patear la puerta; pero eventualmente se cansa y decide irse a pasar la fiesta a otro lado.
Uno de los gordos comienza a mirarme con rabia porque le pasé la botella: saco mi identificación del Municipio (tapando con un dedo la parte que decía: «prensa»).
—¿Qué vamos a hacer, muchachos? ¿Tengo qué cerrarles el maldito changarro?
Pensaron que yo era de Gobernación.
—No, mi general, como cree usted.
La peda me salió gratis y todavía me mandaron más cervezas y carne seca: definitivamente en México hace falta que haya más vikingos como ese santo varón que hizo la noche.
Y si hay vikingas, mucho mejor.

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