Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Sólo pequeños, míseros momentos…
el resto es una corona de espinas
y esta copa rebosando de hiel…
sí, e incluso gravita sobre el alma
la amenaza de hundirse en el infierno
y maldecir tu nombre eternidades.
Señor, no es cierto que nos diste vida.
¿Y para qué nos sacaste del polvo,
del polvo bendito que nada siente?
¿Y para qué este manto de miseria,
este sendero donde desangrarse
tan lenta, tan lenta y dolorosamente?

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