Por: Elko Omar Vázquez Erosa
El viento soplaba y desde la ventana de mi habitación veía multitud de objetos arrastrados hacia la nada y yo me aferraba a mis pertenencias: mis libros, mis cartas, mis perfumes, mis cuadros… y todos mis recuerdos.
Mi cuarto se convirtió en una tienda con paredes de lona y el viento, omnipresente, comenzó a arrastrarlo todo.
La tienda que me protegía me fue arrebatada y contemplé todas mis cosas inermes… ante el vacío.
Todos mis tesoros volaban, lejos de mí.
Me encontré con que mi escritorio, mis libros, mi identidad y todo lo mío se ubicaba en un cerro al pie de un basurero, y yo, desesperado, intentaba atrapar las cosas que se iban, para siempre, con el viento.
Y el viento se volvía fuego y me ahogaba y sentí que me moría y me entró una desesperación amarga por no haber hecho las cosas que importaban.
Y tú no estabas.
Desperté.