Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Árboles… difuminados en lluvia,
y el silencio, nudoso, solitario,
va tejiendo con niebla y lontananza
los sueños que desbordan los linderos
del viejo vergel donde yo te amaba,
y la casa derruida se cubre
con la hiedra reseca del olvido
poco a poco, hoja a hoja, gota a gota,
en los tristes otoños ambarinos.
Ámbar mis ojos, cómplices del viento
que te buscan en las memorias rotas,
en pesados racimos de la vid,
al fondo de los restos generosos
de una cosecha pródiga de risas,
de ángeles ardientes que se marcharon
a dormir en toneles polvorientos
de esta hacienda de piedra y de penumbra
que ya sólo visitan los fantasmas.
Fondo musical: Vivaldi. Gran concierto en sol menor, op. 3, no. 2. III. Larghetto. Archivo Europeo.
Fotografía: Flor García Rufino.

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