Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Fumando nuestras pipas junto al fuego
escuchamos los ayes del castillo,
los vagos gemidos de la tormenta.
El viejo O´Connor se sirve otra copa
y en la dorada epidermis del whisky
las lámparas de aceite
parecen reflejar
rojos destellos de antiguas batallas,
y cabezas clavadas en estacas
emergiendo entre jirones de niebla.
El anciano pasea la mirada
por los ángulos sombríos de la sala
trayendo a la memoria
historias de fantasmas
y baladas de amores… desgraciados.