Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Caminé hasta la orilla
del puente destrozado,
derramé una lágrima en el agua
y dormí cubierto de insectos azules.
Y tú ardías como un sol,
horadabas las rocas con tu imagen.
Arrojé la espada,
me dejé caer sobre la hierba
y me fui secando:
despojo de los días luminosos
en que soñaba
cobijado por tu pelo.
Cubrí mi desnudez con hojas,
bebí de todos los ríos
y ninguno fue, siquiera,
débil reflejo de tus labios.
Tú, silueta extraviada del anhelo:
me condenaste a la sed eterna
de paisajes solitarios
que nunca consiguieron recrearte.

Pulsar imagen