Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Aguardo con paciencia
lavando las llagas de mis pies
a un lado de la fuente.
Un monasterio de silencios
te recuerda, te sueña y te dibuja.
Hay veces
en que la memoria traicionera
grita como ave de rapiña
entre remolinos de polvo,
entre los fantasmas
y el aire caliente de la carretera.
Hay veces
en que la memoria te imagina
hecha de calvario y espejismos.

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