Por: Elko Omar Vázquez Erosa
La ocurrencia de los movimientos epirogénicos y orogénicos tiene una consecuencia transversal en el ámbito terrestre y el paisaje se modifica merced a dichas fuerzas.
Nada permanece inmutable: el ser es, no es, ¡es y no es al mismo tiempo!, como diría Heráclito.
Lo mismo ocurre con la política que si bien deviene en el arte de ingerir excrementos sin hacer gestos es preciso adaptarla al espíritu de los tiempos que corren, incluyendo fórmulas eternas como panem et circenses, estrategia destinada a mantener el control sobre las masas indoctas; y es que es preciso determinar el alimento y el espectáculo que las mismas anhelan y saber dosificarlo.
En relación con lo anterior y debido a la decreciente presencia de los formatos físicos de las industrias cinematográfica, editorial, musical y otras tantas a favor de la red, algunos analistas apuestan por el triunfo de los grandes financieros y por el control gubernamental; no obstante la caótica maraña de elementos que se mueven en Internet (y no se diga de aquellos que permanecen ocultos en la llamada Deep Web) plantea muchas interrogantes y el desenlace no queda muy claro.
De acuerdo con Cioran en un mundo sin nostalgia los ruiseñores romperían a eructar (y yo agregaría que de pura satisfacción burguesa), me explico: si bien el grueso de la humanidad está conformada por burgueses (y por el otro lado de la moneda, los militantes de izquierda) siempre han existido verdaderos inconformes quienes, al igual que los movimientos telúricos, los políticos audaces (o mejor dicho los verdaderos estadistas) y el choque entre el llamado Statu Quo y los agentes del caos, modifican constantemente la realidad.
Mientras se verifica una lucha aparente entre el capitalismo y una izquierda trasnochada, conformada por terroristas de cafetín bastante pintorescos, asistimos a experimentos interesantes como es el movimiento Okupa rural en España.
Así cabe destacar el papel de los techos verdes en el marco de una economía mil eurista para los jóvenes profesionistas europeos, sobre todo españoles.
Y es que en España se desarrollan apuestas socio económicas que darán de qué hablar en las próximas décadas.
¿Dónde ubicar la respuesta a las múltiples interrogantes que nos plantea el cambiante panorama? ¿Está, como diría Osho, el dolor de la humanidad grabado en piedra y su alegría no es más que una firma en el agua?
Cuestiones todas que conviene representarse echando mano para ello de suma gravedad y del lenguaje severo, serio y científico que a ellas conviene y que constituye una de las grandes delicias de los barrocos académicos.
He dicho.