Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Ante la risa helada del cuchillo
nosotros nos reímos
—y reímos con ganas—.
Un eco de los mares infinitos,
un eco de los mares inconformes:
enemigos de los acantilados
estériles y grises.
Así nosotros…
así nosotros, en las negras noches,
en las cimas de lejanas montañas
invocamos, desesperadamente,
las imágenes viejas y dementes,
miríadas de estrellas,
y las hazañas rojas e imposibles.
Madrugadas heladas…
y tus blancos pies hollando la niebla
exprimían esos vinos malditos,
mezclados con locura y lontananza,
antiguos arrebatos que llevaban
—inescrutablemente—
a fulgores proscritos
de aquellas frías auroras boreales
que en sangre te soñaban… y deseaban.
Fotografía: Flor García Rufino.

Pulsar imagen