Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Tú te decías mi condenación,
las horas infinitas
de la futura desesperación,
y en el horror extremo e impoluto
tus caricias, como vidrio molido,
presagiaban cordilleras de fuego.
Lejos y entre la nieve
los dioses ancestrales me animaban
a buscar los parajes desolados,
ajenos a la cruz.
Señora de las noches demenciales
—señora del desierto— te maldigo.
¡Yo te maldigo en nombre de la vida!
En nombre de mis bosques,
de la savia traslúcida y divina
que lentamente horada tus cimientos.
Fotografía: Flor García Rufino.
Fondo musical: Nikolai Rimsky-Korsakov. Fuga. Cuarteto de cuerdas. En el monasterio. Steve´s Bedroom Band.

Pulsar imagen