Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Emergiendo del fondo de mi copa
los espectros desgarrados de ayer
me recuerdan una sonrisa breve,
esos labios pronunciando mi nombre…
y mis sueños, como fantasmas grises,
se disuelven en la noche infinita,
en la memoria de tus ojos claros.
Tú no sabes amar y con la lluvia
golpeando en los cristales de mi casa
examino mi vida fracasada,
y las grandes empresas abortadas:
esa colección de ilusiones muertas.
Sólo sé contar las horas amargas
con botellas vacías en la mesa,
con ceniceros llenos de colillas
y las negras charlas de la taberna.
Tú no sabes de los desiertos rojos
derramándose ante mis ojos turbios,
ante la nada de mis tristes días.
Tú no puedes recordar y mis pasos,
inexorable, inapelablemente,
recorren los senderos de la muerte.
Fondo musical: Rachmaninoff. Concierto para piano no. 2 en do menor, op. 18. II. Adagio sostenuto. Skidmore College Orchestra.
Fotografía: Jackeline Vega.