Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Una tarde, bajo el lamento distante
de gaviotas recortadas contra el cielo
arrullábamos nuestros lánguidos sueños,
borrachos con la espuma tornasolada,
engendrada por los mares y los riscos.
Recuerdo aquellos días, todos perfume,
contenidos donde tu breve sonrisa,
resbalando como gotas de rocío
por los frágiles pétalos de una rosa.
Entonces era mi oficio el de alquimista…
entonces creaba castillos de naipes.
Fondo musical: Vivaldi. Gran concierto en sol menor, op. 3, no. 2. IV. Allegro. Archivo Europeo.
Fotografía: Flor García Rufino.