Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Nunca pudo conformarse en un soldado,
nunca pudo limitarse
a la condición de un animal gregario
mordiendo su propio miedo:
tenía que ser guerrero.
Ebrio de gloria, el héroe miraba los mares
incapaz de decidirse entre las olas,
entre las olas y Penélope.

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