Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Hoy, ante la primera
embestida de la realidad,
los crudos, crueles temores
de que resulte imposible
una parte
de los momentos felices
que no registra ninguna historia.
Perdóname si alguna vez
defraudé tus ilusiones,
porque en todas partes había trampa:
mil cobardías y soberbias,
la impiedad, la mala estrella
—aun algunos señalaban
un exceso de virtud—.
Perdóname si alguna vez
despedacé tus ilusiones,
perdona mi egoísmo,
perdona que en el valle de los condenados
me torture la visión del paraíso.