Por: Elko Omar Vázquez Erosa
El arco iris se mezclaba con el fango
de los silenciosos caminos serpenteados:
eran días sombríamente luminosos,
fragantes de lluvia entre tu pelo.
Tardes olorosas de café,
de ancianos sauces sacudidos por demonios,
de rotas ventanas musicales.
Eran días en que las nubes se veían
pesadas y negras, rompiéndose entre luces,
bañando de estrépito los valles.

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