Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Criaturas del lago,
de los profundos valles cadenciosos
que invitan, que se mueven
como serpientes mitológicas.
El hechicero desafía la tempestad
tras un canto de sirenas,
en una búsqueda ciega
que puede traicionarlo,
pero unos ojos entrevistos
le obligan a soportar sus privaciones.
El hechicero pierde toda su magia
y se vuelve un poeta,
un ramillete de jirones ansiosos
por un resto de luz, por una caricia
que le niega la noche.
Precioso⚘
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