Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Por las noches, el carretero
de la muerte
recorre polvosos caminos
donde los jinetes del olvido
cabalgan silencios fantasmales,
y las viejas cierran los postigos
y murmuran calladas oraciones
clamando por el alba.
Se escucha la protesta de los perros
y el lamento de los niños
que murieron sin bautizo,
y entre las luces rojas de la montaña
el paso de guerreros descarnados
recreando añejas batallas
roba el juicio al caminante.
Y llueve risa de demonios
arañando las puertas del medroso
y se deja oír el campanario
de un convento que ya no existe.
Los ancianos alimentan el fuego
tratando de ignorar que en las ventanas
una danza macabra
arrastra cadenas de ayeres.