Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Tu nombre, esa dulce palabra,
ese signo grabado en mi alma.
Los días entretejidos de espinas
me recuerdan mi antigua condición
de loco, peregrino de los yermos,
navegante de mares imposibles
desdibujados de otoño y crepúsculo.
Tú sabes que soy prisionero
de una sonrisa, una mirada.
Los días entretejidos de ausencia
me recuerdan el oro de tu pelo,
oficio de pensarte mientras vago
por secretos resquicios de la tarde,
por los caminos sembrados de olvido.

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