Por: Elko Omar Vázquez Erosa
I
Despertó, en medio de sus súbditos muertos, como hacen las avispas reina. Ella era toda de nieve, blancura sin mancha con tenues giros de rocío.
Abrió los ojos entre los raídos cortinajes de su lecho y desde las sombras rojas de su pelo gritaron mitológicos amantes. Seguir leyendo