La cabaña

Por: Elko Omar Vázquez Erosa

En la cabaña de caramelo de Tavito y Clío, en ese reino de juguetes pletórico de soldados de plomo, muñecas, payasos, trenes y pelotas; en ese reino, asoma la tristeza.

Una mariposa vuela junto a las ventanas de azúcar transparente. Tavito ya no juega, está sentado en un rincón, observando a una cucaracha con la panza para arriba.

—Tavito, ¿quieres un dulce? —ofrece Clío—. Aghar los trajo.

Tavito se lleva la golosina a la boca y le parece tan insípida. Las vagas siluetas que se deslizan por las paredes le recuerdan que es sólo un prisionero; mira a su pequeña hermana, y teme por ella. Seguir leyendo