I
La taza de café humeaba en el escritorio del gobernador de Rancholandia, don Epifanio Alatorre, quien atacaba con entusiasmo la enorme bandeja, llena a rebosar, de rosquillas de chocolate. Seguir leyendo
I
La taza de café humeaba en el escritorio del gobernador de Rancholandia, don Epifanio Alatorre, quien atacaba con entusiasmo la enorme bandeja, llena a rebosar, de rosquillas de chocolate. Seguir leyendo