Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Mi abuela Blanca siempre dijo:
—Las mujeres de mi casa deben ser “baquetonas[1]”. Nada de señoritas lánguidas que se desmayan ante un simple ratón.
Siguiendo tan sabios consejos nos dedicamos a atormentar a mi hermanita Karla. Seguir leyendo